Muchos son los factores que influyen en la decisión de tener un hijo, desde el mismo hecho de asumir esta responsabilidad hasta cuándo será el momento adecuado. Y en esto pueden ser determinantes, tanto los factores económicos, la forma de cómo se ha desarrollado la relación, la transparencia en las conversaciones acerca de proyectos y anhelos futuros, las mismas formas de crianza de cada uno hasta por supuesto la incertidumbre de traer al mundo a un nuevo ser en tiempos difÃciles para todos. Lo que agrega un plano extra a esta disyuntiva.
Y si bien no es un tema poco relevante y lo ideal es que sea algo conversado en etapas previas a vivir juntos - como en el pololeo o noviazgo - no son pocas las parejas que han postergado la discusión o simplemente no la han considerado con todo su peso hasta que llega el minuto.
En el instante de la decisión se deben poner en la balanza ciertos factores, que vayan más allá del puro deseo de tener un bebé entre los brazos y de las satisfacciones que conllevan los hijos, como el sentido que el paso tiene sus pros y contra. Porque la llegada de un tercero, al cual hay que dedicar el 100% y más, y por mucho tiempo, implica cambios radicales en la relación que se llevará hasta la fecha. De más está hablar del cansancio y la falta de horas de sueño, sacrificios y cambio de decisiones al momento de entretenerse, trabajar y decidir qué comprar o hacer con el tiempo personal y compartido, entre muchos otros.
De todos modos, más allá del hecho de cuando se produce esa conversación, en el instante de la decisión se deben poner en la balanza de factores, que vayan más allá del puro deseo de tener un bebé entre los brazos y de las satisfacciones que conllevan los hijos, como el entendimiento que el paso tienen sus pros y contra . Porque la llegada de un tercero, al cual hay que dedicar el 100% y más, y por mucho tiempo, implica cambios radicales en la relación que se llevará hasta la fecha. De más está hablar del cansancio y la falta de horas de sueño, sacrificios y cambio de decisiones al momento de entretenerse, trabajar y decidir qué comprar o hacer con el tiempo personal y compartido, entre muchos otros.
Además, no es menor saber que un hijo más allá de afianzar la relación podrÃa convertirse en un foco de conflicto cuando logre desnudar formas de pensar arraigadas desde nuestras propias crianzas y que verán enfrentadas al otro, involucrando una mano de obra ardua de conciliación para evitar heridas profundas, como podrÃa ser el ser cómo se distribuyen las distintas conexiones dentro del hogar incluyendo el cuidado del bebé; hasta quien asume la labor de trabajar remuneradamente fuera de la casa y dónde quedan los propios momentos de esparcimiento e intimidad para una relación saludable, por poner solo algunos ejemplos.
Por eso cabe la pregunta de ¿cómo saber si estamos listos para ser padres? Esa es una respuesta que pueden buscar la mano de un psicólogo especialista en terapia de pareja.