
Hay mujeres (y
también hombres) que, al primer acto de violencia de la pareja, deciden
terminar. Sin embargo, en estados de excepción como el que vivimos, se hace
imposible tomar este tipo de decisiones. Más aún si consideramos que en tiempos
de normalidad, muchas de estas vÃctimas - principalmente mujeres – se sienten
amarradas a continuar en esta relación, impulsadas por una crianza orientada a
mantener la unión familiar y otras por depender económicamente de su pareja.
Sin duda que esta
forma de relación es algo que preocupa, ya que las cifras de denuncias de
violencia intrafamiliar este último tiempo, indican un alza en comparación a
igual fecha del año anterior. Recientemente las cifras dadas a conocer por el
Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, las consultas telefónicas por
violencia intrafamiliar han aumentado un 70% durante el perÃodo de
confinamiento por la pandemia. Algo
preocupante si se tiene en cuenta que la reclusión propia de la pandemia y las
cuarentenas, han hecho difÃcil la petición de ayuda como de denuncia.
En este sentido,
cuando el confinamiento es el estado normal de muchos y cuando un porcentaje de
personas pueden estar en estado de vulnerabilidad, por verse “obligados†a
seguir en una relación violenta, la principal recomendación es pedir ayuda. Y
aunque a veces la solicitud de asistencia puede ser complicada, no está
de más tener a mano aquellos teléfonos de contacto de gente cercana como de
organismos especializados, como el fono de orientación de violencia contra las
mujeres del Ministerio de la
Mujer y Equidad de Género: 1455.
En el caso de que
la relación nunca haya sufrido episodios de esta naturaleza y que la situación
de encierro y estrés sea la que supuestamente impulse un tipo de relación
“tóxica†como la planteada, los especialistas recomiendan primero que nada
el tomar conciencia de lo que es la violencia intrafamiliar. Y la ley es clara.
Ley de Violencia Intrafamiliar Nº 20.066, plantea que corresponde a
cualquier tipo de maltrato que afecte la integridad fÃsica o psÃquica de las
personas, ya sea entre cónyuges o convivientes, entre los padres de un hijo
en común, o sobre un menor de edad o una persona discapacitada o adulto mayor;
una problemática, que además no distingue rango etario, género, ni situación
socio-económica.
Es por ello que los
expertos sugieren no esperar una escalada en los hechos de violencia para poner
atajo a estos comportamientos, ya que a veces no frenar a tiempo hechos que
para algunos son pasajeros, podrÃa conducir a situaciones más graves y de
peligro. “En cualquier situación de violencia es importante pedir ayuda, no
sabemos cuánto tiempo estaremos privados de libertad, por lo tanto, es
necesario pedir ayuda para obtener herramientas que puedan ser utilizadas para
el Autocuidado y para el cuidado de la relación. Es relevante que esta dinámica
no se instale en la relación como recurso para resolver situaciones o para
comunicarse, no es una decisión que genere beneficios, todo lo contrario, esto
genera más violencia, más problemas psÃquicos y emocionales. El pedir ayuda a
tiempo a profesionales especialistas en
terapia de pareja ayudará a la relación a manejar el estrés de una manera
que no impacte negativamente a la relaciónâ€, comenta la psicóloga de Vivir
en Pareja, Carol Poblete.
En esta misma
lÃnea también existen sugerencias de expertos para saber, cuándo estamos
frente a situaciones de violencia o podrÃamos estar cerca de momentos de
peligro. “Existen distintos tipos de violencia en la relación de pareja y
cada uno de ellos es nocivo y peligroso porque podrÃa terminar en la muerte.
Está el abuso fÃsico, abuso emocional, abuso sexual, abuso financiero, coacción
reproductiva. La violencia va más allá del género tiene que ver con el SER
humano y sus conductas, emociones y reacciones primitivas frente al estrés,
hacinamiento, problemas psicoemocionales, enfermedades, etc.â€, agrega la
experta.
Por ello, la
especialista Carol Poblete, indica que es importante estar alerta a
conductas y comportamientos asociados a lo siguiente por parte de cualquiera de
la relación o de ambos puesto que la violencia no es sólo contra la mujer
es también contra el hombre:
- Privar al otro
de amistades o de ver a la familia y manifestar molestia cuando sale sin su
consentimiento
- Señalar
constantemente los errores incluso los pequeños, dependiendo de la frecuencia
empieza a instalarse una dinámica de dependencia a la validación e inseguridad
en la forma de relacionarse.
- Humillar al otro
frente a los demás constantemente para que se sienta avergonzado(a)
- Querer tener el
control de la economÃa del hogar, esto lleva al que no tiene el control de
ingresos económicos a depender del otro teniendo como consecuencia no tomar
decisiones de la relación y la familia, simplemente porque no es un aporte al
hogar. Existe una especie de anulación del otro.
- Control sobre
todo lo que hace el otro.
- Señalarle al
otro que es una mala madre o mal padre, amenazar con dañar a los hijos o
quitárselos.
- Impide que su
pareja trabaje para mantener el control absoluto de la relación tanto económica
como personal de la otra persona.
- Intimidación con
armas
- Obligar a la
pareja a tener sexo cuando no se desea u obligar a hacer cosas que incomodan al
otro o menoscaban su integridad
En este escenario,
la merma de la autoestima es un signo de alarma frente al abuso.
Generalmente las vÃctimas, suelen verse poco valoradas y sufrir de una serie de
consecuencias fÃsicas y psicológicas evidentes, como falta de sueño, apetito,
depresión, miedo, ansiedad, aislamiento. En este estado de cosas, es
indispensable contar con redes de apoyo y contención de amigos y familia, y de
apoyo terapéutico especializado.