
EL PARQUE DE DIVERSIONES
Por Ricardo Cariaga
Hace varios años, estando en Porto Alegre, Brasil, en una
convención en donde, entre los que asistían, habían muchas
parejas, un día después de la jornada de trabajo fuimos a cenar en grupo y nos quedamos charlando hasta
tarde, intercambiando opiniones acerca de diversos temas tales como las
diferentes realidades de los países de origen de cada uno de nosotros, algunas anécdotas personales, y obviamente temas relacionados con la vida
en pareja.
Estábamos debatiendo sobre las separaciones, cuando un
participante de esa reunión de aproximadamente 50 años y no se imaginen alguien con un físico muy especial, dice
dirigiéndose a todos nosotros:
“si de algo estoy seguro, es que mi pareja nunca va a sentir
deseos de separarse de mí, de abandonarme” - entre todos los demás hombres
presentes, nos miramos sorprendidos, porque además, no parecía que estuviese
hablando en broma - “y no es que no pueda” - continuó - “porque de hecho no
estamos casados, convivimos hace 20 años, nuestros hijos ya no viven con
nosotros, ella es independiente económicamente. Estoy diciendo que a ella nunca
le van a dar deseos de deshacerse de mí”.
En aquel momento aún más intrigados y perplejos, le
preguntamos a coro que cuál era el secreto.
Entonces él esbozo una sonrisa y nos contestó “No existe ningún secreto, tiene que ver con
la lógica de la naturaleza de las personas... porque ¿Quién quiere
abandonar...? ¿Quién quiere deshacerse... de un parque de diversiones?
Detonó en el recinto una carcajada general. Desgraciadamente
no estaba su pareja presente para
haberle preguntado si era aquello efectivo, pero su discurso me hizo sentido
porque, ¿quién quiere abandonar a la persona con la cuál uno lo pasa increíble?
además a esa persona, le dejas pasar muchas cosas por alto.
Y luego transportándome al inicio de mi matrimonio, me
pregunté - ¿cuál fue la razón de fondo
por la que Mónica me eligió?, - la razón práctica, la que tiene que ver con la
naturaleza de las personas... ... sin duda porque ella determinó que entre
todas las personas que conocía, yo era el que mejor la hacía sentir, con el que
mejor lo pasaba.
Si pues, cuando uno se casa, no lo hace por amor, lo hace por
interés. ¿interés de qué? - de pasarlo bien, de disfrutar... y cómo ya
encontraste a la persona que se supone es con la que vas a lograr esos
objetivos, te casas con ella, para perpetuar esa condición en el tiempo; y de
esa manera acceder a la felicidad. Y tu pareja instintivamente, decide y hace
lo mismo. Pero luego, las personas una vez conviviendo, empezamos a poner el
foco en los problemas sin solución y dejamos de pasarlo bien.
Pero los problemas no son el problema. El problema es no
saber solucionarlos.
En nuestra organización decimos que los problemas son solo
situaciones por resolver. Les llamamos las SPR y la gracia que tienen éstas, es
que casi todas traen la solución incorporada.
El secreto para encontrar la solución, primero es entender
que el enemigo no es tu pareja sino el problema en cuestión. Y que a ese enemigo hay que vencerlo como equipo. El
premio mayor no es tener la razón sino que solucionar el problema. Tener la
razón no soluciona los problemas, a veces los empeora.