
Para nadie es una novedad que besar
es una de las muestras de cariño más usada y conocida, que en la mayorÃa de los
casos la comenzamos a experimentar desde que llegamos a este mundo.
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Un acto natural entre los seres
humanos, que va más allá de su connotación de intimidad, de romanticismo y de
erotismo. La Real Academia Española (RAE), lo define como “tocar u oprimir con
un movimiento de labios a alguien o algo con expresión de amor, deseo o
reverencia, o como saludoâ€, por lo que se transforma en una manifestación amplia
de cariño.
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Estudios al respecto, le atribuyen grandes
beneficios para la salud, ya que aumentarÃa las defensas naturales, liberarÃa
endorfinas reduciendo el dolor y jaquecas, funcionarÃa como antidepresivo, en
la prevención de problemas cardiovasculares e incluso en la prevención de problemas
dentales al estimular la secreción de saliva.
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En el plano de amor de
pareja, el beso además cobra especial relevancia puesto que es una acción
amorosa que actúa por cierto que en los planos afectivos como biológicos,
siendo un también un excelente vehÃculo para decidir si es o no la pareja ideal.
Asà lo demuestra un estudio Examinando las posibles funciones de
besarse en las relaciones románticas, que indica que “los besos románticos pueden utilizarse en las
relaciones sexuales humanas para evaluar aspectos de la idoneidad de una
posible pareja, para mediar sentimientos de apego entre individuos unidos por parejas
o para facilitar la excitación e iniciar relaciones sexualesâ€.
Parte de la
investigación, determinaba también una correlación entre la cantidad de besos
que se daban las parejas que llevaban mucho tiempo juntas y la calidad de su
relación. Es decir, y resumiendo, los besos nos ayudarÃan a evaluar y a
decidir con qué pareja quedarse, teniendo además un rol fundamental en la
mantención de la relación.